La semilla de las facultades

germen de las facultadesCualquier capacidad se expresa en nosotros a varios niveles, pero hay uno que no se le da la importancia que tiene. Es el cuerpo físico, y constituye una extensa red neuronal que aporta la sensitividad a unos niveles que ni nos imaginamos.
Hemos avanzado en su desarrollo, en el aspecto cantidad y seguimos haciéndolo, pues nuestras necesidades del momento requieren material neurológico más que muscular, dado que para conseguir alimento no hemos de ir a cazar mamuts. La red de nervios que nos da la sensitividad en todo nuestro cuerpo es el vehículo de una substancia que estamos empezando a desarrollar, la conciencia.

Cuando desarrollamos conciencia llegamos más a las cosas…somos más sensibles. Pero, ¿qué significa en la práctica llegar a más? Para entenderlo, os propongo hacer un recorrido rápido por la historia del conocimiento. Avanzar ha significado acercarnos más a las bases de la materia, el campo desconocido donde están las leyes que lo explican todo. De hecho, actualmente el reto en Física es encontrar la «Teoría del todo».
Mi propuesta ya sabéis que parte de uno mismo, pues he podido ver que la propia materia tiene una unión excelente entre ella, y que existe una comunicación que por defecto es inconsciente.
¿Qué pasaría si la hiciéramos consciente? Imaginad…
¿Y qué necesitamos? Conciencia…evidente.
La Conciencia es una substancia que la creamos nosotros mismos cuando combinamos una especial atención inspirada por la voluntad de saber, y regulada por el respeto a conocer solo lo que estamos preparados para sostener.
Es una combinación entre Voluntad, Amor y Sabiduría, llevadas a la práctica, y a la vez.
A mayor conciencia, más llegamos a la información, adquirimos más conocimiento, que se amplia según niveles de la materia. La base del desarrollo de facultades está aquí, pues esas cualidades existen en potencia en nosotros. Como posibilidad ya las tenemos, despertarlas es saber llegar a ellas…con nuestra materia sensible. El contar con su posible existencia nos abre a la posibilidad de encontrarla, y si hay voluntad de hacerlo por nuestra necesidad, se activa esa química atractiva del fenómeno…la causa efecto que nos lleva a las cosas.
Hasta aquí bien… Parece que solo se trate de desarrollo neurológico y que se desarrolla fácilmente dadas unas necesidades… Entonces, ¿por qué está costando tanto? Porque su desarrollo no es solo cuestión de cantidad, sino de calidad. El sistema neurológico se activa por una necesidad de llegar a «algo»…crear lo que podemos decir «el canal», un conducto para llegar a ello. Pero este conducto ha de tener materiales de calidad para que sea estable y sostenga toda esa conexión que vamos a realizar después. Si no, el cuerpo no se arriesgará a hacer pasar una información por esos conductos…es que químicamente ya no va a ser posible.
Y ¿de qué depende dicha calidad? De nuestra interacción con la materia matriz con la que realicemos esos conductos. De entrada, han de ser parte de la materia viva, pues lo que se produce en nuestra interacción con ella es un reconocimiento… El cuerpo reconoce su propio material, continúa su desarrollo a partir de donde sabe que debe hacerlo. Hay una afinidad entre los componentes de una manifestación. La materia funciona con ese orden natural para que no seamos monstruos, y a partir de ese orden creamos nuestra realidad particular, continuando en ese camino a la sensitividad como base para cualquier creación.
¿Veis la magnitud de la importancia de esa semilla física?
Nuestras creaciones han de tener la misma constante que la naturaleza para no crear monstruos. Es el orden natural en estructuras nuevas.
Una ínfima unidad de conciencia es la chispa del cambio, y aunque estos «hardwares» están muy tocados, con Voluntad es posible reconducirlos.

Meritxell Castells 26/12/2013

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