El registro de la existencia…identidad, más que memoria

 

Si no recordamos algo es que no lo hemos vivido

 

 

Cuando las acciones se realizan desde la voluntad individual se hacen de verdad. De la misma manera cuando vivimos algo realmente somos capaces de recordarlo, pues es cuando realmente se ha registrado la acción. En el asunto del recordar podemos diferenciar niveles de memoria. Una es la más reciente, que últimamente falla bastante, su uso masivo sin completar el proceso de integración nos hace vivir una acción muy para salir del paso. Luego está la memoria a largo plazo, los recuerdos del pasado que nos muestran la potencialidad de lo que nos impacta la información, nuestros intereses (direcciones) y la necesidad de continuidad de ese recuerdo en el momento actual. No hay uno sin dos, ni dos sin tres…seguimos, y llegamos a una memoria que registra desde un estado en en cual el momento actual requiere concienciar. El acercamiento a la verdad de lo que somos nos acerca a este estado. La memoria es el registro de algo. Ese algo es un contacto, la interacción constante de nuestra vida con cualquier expresión. Información física, eventos, cualquier cosa que esté en el otro lado del contacto requiere registro. ¿Para qué? Ley del mínimo gasto energético, no repetir.
Seguimos avanzando en el conocimiento sobre nosotros mismos, y es uno mismo el que está más a mano. Registramos desde un aspecto que está fuera de la memoria temporal. Hay situaciones que no están sujetas al tiempo. Son nuestras direcciones, lo que somos, lo que buscamos. La verdad de uno, que se amplia en cada evento de contacto, realizado digamos desde la propia expresión química. Ser conscientes de este estado en uno mismo crea la vivencia, por eso cuando algo no lo recordamos es que no lo hemos vivido. Cuando algo en el presente no pasa, es que no se ha activado desde esa química que presenta las acciones verdaderas. Para comprender este asunto fijémonos en la diferencia entre los verbos ser y estar. Puedo estar alegre o triste, ¿pero soy la alegría o la tristeza?. El registro de «ser» es el de la propia existencia. Es más que memoria, es identidad.
Nuestra evolución requiere el desarrollo hacia este punto. Seguir haciendo lo mismo nos agota, aumenta la entropía cotidiana. La intensidad de las experiencias convierte en vivencia cualquier registro. La vivencia es desde la propia esencia química, ello rechaza de manera rotunda todo lo que no aporta continuidad. La evolución favorece a la novedad…evidente. Solo tiene sentido la repetición un evento cuando no se ha vivido, y aún así, teniendo en cuenta la posibilidad de vivenciarlo en ese momento, si no se realiza, también aumenta la entropía, pues el contacto desde la química es voluntad pura.

Posted by Meritxell Castells 25/3/2013

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