Catalunya & España El conflicto de la independencia (3ª parte)

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SEPARAR O DEFINIR? Toda cultura necesita definirse, manifestar su identidad. Verlo como separación o definición depende del nivel de evolución de los implicados. La identidad empieza en el pensamiento de cada uno.

 

La identidad lingüística necesita un proceso de arraigo a la tierra, que no sólo son las piedras y todo lo que compone un terreno, sino también los cuerpos de la gente que forman parte.
Un conflicto, manifestando una forma u otra son como flechas yendo en diferentes direcciones. Pero incluso, esto tiene un sentido, y Cataluña, por muchas cosas, entre ellas la potencial acogida de individuos de diferentes culturas, representa una identidad de gran diversidad.
Para poder entender el proceso evolutivo de esta identidad diversa, entramos en el como las personas elaboramos el conocimiento.

La Identidad existe ya dentro de cada uno y no es algo que se forma desde fuera, por eso el conocimiento es una cosa a desarrollar y entra en conflicto con lo que la sociedad ha inculcado.

A partir del mundo que percibimos, elaboramos sensaciones y sentimientos, que nos provocan afinidad o repulsión (nos son familiares o no, simpatía o antipatía). Esto es característico de la sustancia animal, que junto con la mineral y la vegetal forman parte de nosotros.
Pero un ser humano es más que esto… Independientemente que una cosa nos guste o no, podemos entenderla desde el conocimiento de sus leyes. No hay que identificarnos con el nuestro entorno para comprenderlo, es más, tenemos que pasar por encima de esta identificación (el «mundo» de los «me gusta o no me gusta») si queremos hacerlo.

Cada etapa del proceso de conocimiento es válida, expresándose más armónicamente o no dependiendo si se aprovecha completamente por desarrollo, si no, entra en corrupción.

El que está pasando en Cataluña nos demuestra una vez más que la corrupción es una reacción en cadena de desorden. La solución más adecuada sería la que corta estos acontecimientos de raíz. Identidad no quiere decir separatividad, sino definición. Esto es un reto que tenemos que entender todos, pero desde los extremos no se ve la verdad, ni se puede actuar de manera correcta. Qué quiero decir con esto? Lo planteo con una pregunta… Si conseguimos la independencia, conseguiremos la definición de lo que realmente es nuestra esencia catalana? O dentro de la separatividad nos estamos alejando de la verdad? La identidad, es un asunto de integridad, que ya empieza en el pensamiento.

Dónde estamos ahora entonces? En una fase de la evolución de nuestro camino de identidad que intenta realizarse de una manera correcta, pero que, como no se consigue, se corrompe entrando en una conducta separatista. Ver a alguien diferente es motivo de exaltación al conocimiento, y no de separación. Ver a alguien fuera del igual nos obliga a despertar el conocimiento, abre nuevas puertas y nuevos retos, impulsa al futuro y a la continuidad, porque aporta más, suma algo a lo que ya somos.

Aunque en cuanto a esto en concreto, habría que diferenciar una situación de indiferencia, que vendría por una actitud de no interés causada por la finalización de la interacción o simplemente la ausencia de interacción en aquel momento por los motivos que sean. En este caso, no habría repulsión, simplemente desinterés.

El primer cambio tendría que ser en la misma acción de pensar, fuera de la cotidianidad del no hacerlo y del hecho de valorar a una persona como pensadora por la cantidad de datos memorísticos que es capaz de acumular. De este modo veríamos que la identidad es un asunto de la integridad y que el único que estamos haciendo con una actitud separatista es separarnos de nuestra definición.

Para ser identidad-integridad necesitamos un nuevo cerebro, que nos aporte una manera de pensar fuera de esta dualidad separatista, que ya parte y crea derivación de la actitud moral de clasificarlo todo en el saco del bueno o malo, del afín o el diferente. Tenemos que «subir» una escalera más en el conocer, para ver que cada pequeña flecha diferente forma también parte de una identidad más grande que es por sí sola en potencia una identidad íntegra.

No está reconocido socialmente que un ser pueda llegar por si mismo al conocimiento, entonces esta idea no se lleva a cabo. Se tiene que empezar a ver las cosas tal como realmente son para poder avanzar. Parece como si el asunto se está forzando hacia la separatividad, como si hubiera impuesto un modelo de funcionamiento, una idea, de que la realidad es así. Podríamos hablar de un modelo social de separatividad con el que se fundamenta la diversidad «intelectual»? O mejor dicho «emocional»?, que es nuestra particular manera de procesar al otro, independientemente de quién sea realmente.

Sí que vernos diferenciados a partir del que «no somos» es una herramienta indiscutible, pero es afrontarla con separatividad crea este estado corrupto de la persona, y que la coloca fuera de la integridad que realmente nos trae a nuestra finalidad.

Definirnos o separarnos… Una línea que nos sitúa en el desarrollo o en la corrupción. La identidad no se puede dar sin integridad. De todos los que estamos implicados en este asunto depende un cambio. Un país inteligente, conserva culturas, porque es riqueza. Ya no es época de re-conquistas ni anulaciones.

Meritxell Castells 19/5/2016

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