La entropía de la palabra y el desarrollo cognitivo

 

 

A la palabra justa solo hay que añadir comprensión

 
Cuando hablamos de entropía o el medir el orden de un sistema, en todo lo que sea sistema podemos aplicar esta ley. Vamos a la palabra, una de las manifestaciones de expresión de la información. La física habla de la tendencia al desorden, pues gastamos más energía en ordenar que la que obtenemos cuando estamos ordenando. Frente a esto, propongo que cada uno individualmente se plantee la resolución de este problema, pues la misma naturaleza funciona por la ley del mínimo gasto energético, y evita la acción que generaría un desgaste con una peculiar sabiduría.
Cuando hablamos demasiado perdemos energía, y si nos dejamos palabras también, pues al no expresar justo lo que queremos expresar, no se transmite la información y tenemos que volver a repetir esta acción.
Esto nos lleva a plantearnos la existencia de una expresión justa también en la palabra, como fuente de información, igual que pasa en la acción cotidiana donde solventamos la entropía observando nuestras reacciones físicas ante la toma de decisiones en la realización de una acción (*).
Así pues existe una expresión justa en la palabra que define lo existente. De esta manera se ha manifiestado un lenguaje base donde las etimologías nos muestran un orden en la combinación de sonidos que nos llevan a un significado determinado. Hasta aquí, muy bien, pero ahora os propongo llegar al arte de combinar palabras para definir, desde un objeto, a una funcionalidad, un sentimiento, una acción… Cualquier «cosa» existente tiene su expresión perfecta que porta en sí misma el significado completo de su expresión. La completez se manifiesta en la información, que abarca incluso lo definido como caos, y que entra en nuestra cognición con la evolución.
Entonces, si una acción en su tiempo exacto genera energía, ¿qué genera la palabra exacta? Conocimiento.
Ante la definición justa de un evento no hacen falta más palabras, basta solo con añadir comprensión.
La definición justa de un evento requiere su conocimiento. A más completez, más exactitud, lógico. Esto nos lo aporta la capacidad de percepción alimentada por el interés que tengamos hacia su conocimiento. De esta manera podemos definir más, sin límite, damos finitud a lo infinito. Con esto podemos pensar que no acabaríamos nunca, y que lo exacto es algo relativo ante un infinito que no dejaría nunca de ser tal. De la misma manera que el conocimiento de todos los aspectos de un evento, sin límite requiere de una completez cada vez más absoluta en la evolución, y que mientras encontramos esta completez podemos basarnos en la percepción de nuestra fisicidad como expresión completa en su substancia, podemos hacer lo mismo en el arte de la expresión con la palabra, pues se trata de un elemento finito, y cada pequeña expresión es completa. Como todo arte, es fruto de una transformación. La lucha interna por encontrar la transformación necesaria que genere la palabra perfecta, produce en el individuo el contacto íntegro con la información.

A partir de aquí, todo replanteamiento de la razón es bienvenido, pues nos adentra en el desarrollo del pensamiento.  Así pues podemos pensar que un individuo al aportar comprensión genera un desgaste, y que necesitaría más palabras de quien genera la información para comprender.
Pongamos ambas opciones en una balanza. ¿No es cierto que si generamos capacidad de comprensión estamos aprovechando la acción para evolucionar? Si la palabra o grupo de palabras es justa no requiere más, es perfecta, en cambio la comprensión es algo que siempre viene bien, nos ubica.
Si la expresión es justa, expresa en sí misma una perfección que notamos en nuestra base vida como algo exacto, perfecto. Genera orden. Este orden es germen de continuidad de substancias que nos aportan evolución, como la capacidad de comprender.
Vayamos a más… pensemos que este aspecto es el punto común en el favorecer de la substancia vida y el desarrollo de la conciencia. Es la continuidad evolutiva, alimentada por algo que se expresa como una intención y que se manifiesta en todo el cosmos, como si de una corriente se tratase… Visto así, parece algo previsible, ¿y no es previsiblilidad lo ya existente?
El desarrollo cognitivo como parte de la evolución es previsible, el cómo es posibilidad de nueva substancia.

(*) este aspecto lo defino en el segundo capítulo del libro «2221,337 de la secuencia a la simultaneidad» y reflejado en el artículo «la gestión de nuestra energía, ¿pura matemática?»

Posted by Meritxell Castells 5/1/2013

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: