¿Hay para todos?

 

 

¿Qué está pasando en el planeta con los recursos básicos? Una adversidad tan evidente lleva el germen de grandes cambios. Veamos qué hay tras ello.

 

 

¿Hay para todos? Aparentemente parece que no. Pensamos que nuestra acción ha llevado al desequilibrio al planeta y encima añadimos un sentimiento de culpa sin sentido. Os propongo añadir comprensión, buscar qué hay tras esta manifestación. Algo que existe tiene su sentido como existencia y esto son palabras mayores, el existir merece un poco de nuestro tiempo, ¿no creéis?.
Somos muchos, la población de la Tierra se ha multiplicado y nos pide dividir recursos. Aprender a dividir nos hace más sabios, por supuesto, ¿pero es esto lo que nos está pidiendo la experiencia? En la práctica parece que hasta es peor, porque esta división no parece a partes iguales. Donde más toca es en la supervivencia, la comida, esa necesidad que parte de una necesidad energética. Para seguir adelante cogemos la energía del sol transformada por otros reinos de la naturaleza.
Solventar un problema requiere un perfeccionamiento en algún sitio de nosotros. La evolución solventa cualquier adversidad, es la entropía 0.
En el tema de la alimentación os invito a que de entrada hagáis una distinción entre comer y nutrirse. Lo que nos sustenta es nutrirnos. Por mucho que entre, si la absorción es 0, nos morimos. Para sostenernos hace falta un mínimo de absorción, que llegue algo a nuestras células. Quien realiza esta importante acción es el sistema digestivo.
Independientemente de los detalles sobre las características y correspondencias de cada nutriente, está el hecho de saber sacar partido de ellos.
Pensad un momento en la cantidad de energía que tiene un pequeño trozo de cualquier alimento. Millones y millones de átomos, cada uno de ellos con sus núcleos, llenos de la energía suficiente para crear un big-bang… Tranquilos, que no vamos a explotar por comernos una almendra, las agrupaciones de estas pequeñísimas partículas son estables, todo está sabiamente organizado. La extracción de esta energía de manera estable está sostenida por la propia evolución, y somos nosotros que, con nuestro perfeccionamiento somos capaces de absorber más o menos. Veamos cómo.
Existe una analogía entre el sistema digestivo y la capacidad de comprender. Dominar una materia concreta nos ayuda a dicho desarrollo pero no es todo el concepto. Es capacidad de algo, en este caso de comprender. Cuando desarrollamos esta capacidad la podemos aplicar a todo. El conocimiento de una materia concreta es el dominio de un tema desde la causa-efecto, porque previsiblemente se ha conocido. Si a partir de esa base creamos capacidad, perfecto, pero puede ser desde cualquier base, cualquier tema es válido.
La capacidad de comprender se relaciona directamente con la obertura, la voluntad hacia el conocimiento y con el fortalecimiento de nuestra identidad. La creencia en uno mismo abre toda posibilidad, despierta el hecho de tener en cuenta el potencial de nuestro desarrollo. Es el «esto ahora no lo comprendo pero lo comprenderé». Es el momento donde te enfrentas a la creencia en ti, y en tu potencialidad, el «¿puedo hacerlo?». Y este tema es uno con uno mismo… por mucho que nos digan desde el exterior, la creencia en uno mismo depende de nosotros.
Evidentemente que hay un proceso de desarrollo, dependerá de nuestros filtros. No queremos perdernos nada, cada parte del proceso ha de vivirse plenamente. Es importante registrarlo al detalle para nuestra estabilidad.
Así pues solventar la multiplicidad no es un asunto de divisiones a gran escala, sino a pequeña escala, dividir es definir un estado más de la infinita materia-energía individualmente. Los físicos ya lo hacen en los laboratorios, ahora nos toca a nosotros hacerlo en nuestro particular laboratorio biológico. Somos cada uno de nosotros los que lo definimos. Es en nosotros, recordad.
¿Cómo lo hacemos?
De entrada pensar en lo que tenemos delante, ese alimento…qué es realmente. Dar tiempo al asunto. A partir de aquí, el evento, la necesidad de solventar un problema que parece mundial pero que en vedad es en uno mismo. ¿Quien forma la humanidad? cada uno de nosotros. Yo puedo responder por mi, pero no por ti. Entonces, ¿qué puedo hacer? lo que me toque a mi, solventar el conflicto en mi.
Entonces, ¿explotamos la tierra para extraer más alimentos? o ¿miramos de perfeccionarnos en nuestra capacidad de absorber para que optimicemos al máximo los recursos?. Mirando el aspecto evolutivo podemos pensar que la tierra también debería perfeccionarse. Y… ¿nosotros no somos también tierra?. Somos un reino más complejo. Tenemos en nosotros la información de la evolución de diferentes reinos, que seguimos integrando con cada agregación de substancias. El reino mineral también está en nosotros.
Así pues llegamos a la verdad del asunto, al reconocimiento de todas las opciones disponibles en ese momento…y escogemos. La voluntad anticipa la química que posteriormente se manifiesta. Nada más, el resto es dar tiempo.

Posted by Meritxell Castells 11/1/2013

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