La Mente amorosa (1ª parte)

Meritxell Castells Ser Humano

El Amor es algo que está en cada fase de nuestro camino. En más o menos cantidad, es como esa substancia universal que mantiene todo y que hace que sigamos existiendo. El Amor conecta, porque se acerca… Es el mismo abrir, que es más o es menos, pero siempre abre. Y es tan pura una pequeña cantidad, que mantiene todo interconectado aunque no nos demos cuenta.

Ante todo os diré que que estos conocimientos están en nosotros, y que metiéndonos dentro es cuando tenemos acceso. Para meterte dentro hay que perder el miedo a ver la Verdad, a verte a ti mismo (algo que parece que hemos hecho un dogma de ello como si fuera una verdad absoluta y que si queremos avanzar hay que eliminar de nuestros sistemas).
No tengáis miedo a mirar dentro, lo que vais a ver es maravilloso, os lo aseguro. Yo me atreví a desafiar esos dogmas impuestos por…es igual quien o qué, pues en el fondo nosotros permitimos que formaran parte de nosotros. Lo hice porque, observando la existencia, la Belleza de la Naturaleza y del Cosmos, me di cuenta de que somos parte de esto, y que no podíamos ser tan feos. Me atreví a creer… A lanzarme a lo que parecía un vacío… Y encontré la certeza de nuestra maravillosa existencia.

Conocemos los secretos de la realidad cuando nos permitimos entrar en ella. Estamos evolucionando en el desarrollo mental y su primera forma es separar en su estado mental puro, que es definir, diferenciar. Cuando se mezcla con las emociones, el sentimiento de definir se vuelve separatista y crea prejuicios, barreras.

Para entender la mente del Amor, primero hay que tener muy claro lo que es la mente en su estado puro. Lo que os he definido antes, podemos representarlo con este dibujo para que lo entendáis en su desarrollo en el Tiempo:

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La mente básica en su estado puro solo identifica, define, enuncia, diferencia una cosa de otra. Nada es mejor o peor. Solo «es» (como un diccionario que define conceptos sin entrar en si son mejor o peor). De esta manera identificamos cada elemento de la realidad… Una cosa es tal porque no es la otra. Distinguimos lo que es porque lo diferenciamos de lo que no es.

¿De qué sirve? Pues que cuanto más cosas diferentes, hay más intercambios, algo que se está convirtiendo en el nuevo «existir»… Jejeje! No os asustéis, ya sé que no estáis acostumbrados a estos conceptos tan nuevos, pero en algún momento tendréis que entrar ¿verdad? Pues vamos! Que esto es abrir nuevas conexiones neuronales, algo que nos mantiene «vivos».
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Interacción, conectar, comunicarse, intercambio… Imaginad estas palabras como una nueva manera de existir. ¿Os acordáis de esta frase de René Descartes… «Pienso, luego existo»? Pues ahora cambiar el pensar por las palabras anteriores.
Seguidamente ponedle % …Sí, eso, tanto por ciento. ¿Cuanta cantidad de interacción eres? Cuando te intercambias (tú), das más o menos % de ti mismo. Y si lo das todo y el otro también, la conexión es exacta! Es esencia con esencia!
Para conectar de manera exacta habiendo venido de una evolución de prejuicios y barreras, has de poner mucha voluntad si quieres no perderte ni el más mínimo %.
Y para que además te asegures la máxima conexión y llegar al máximo de todo, tendrás que crearte tu propia manera de llegar, y seguir definiendo diferenciadamente, sin caer de nuevo en la separatividad que os explicaba al principio.
Entonces empiezas a crear una estructura diferente… Única donde no solamente defines sino que llegas a todos los aspectos de algo…de alguien. Mezclada con la Voluntad de interaccionar, que si os fijáis es algo completamente diferente a la separatividad de la mezcla mental con las emociones. Es fusión, conservando el principio diferenciador.

Quedaos con esto, situaos, dad tiempo (o sea pensad en la idea) para abrir el espacio en vuestro cerebro, y en el próximo post nos metemos de lleno. ¿Os parece?

Meritxell Castells 3/5/2015

 

Photo credit: Boffellite

1 comentario en «La Mente amorosa (1ª parte)»

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