En una etapa de nuestra evolución donde el pensamiento es protagonista (porque estamos aprendiendo a pensar…) la manera de hacerlo condiciona la realidad pues, como decían los antiguos sabios, “la mente es un diamante”. ¿Qué significa? Que es como una estructura cristalina (dura, fuerte, estable) cuando se forma, algo que puede costar romper.
Llevamos muchos años con una estructura mental que queda mejor definida con un número… El 2.
Nace de los inicios del desarrollo de la mente. Para entenderlo, miremos estos dibujos:
La sociedad empieza siendo un rebaño (primer dibujo), como los animales, como las bandadas de pájaros o los bancos de peces. Una misma identidad hacia un mismo fin.
Evolucionar significa individualizarnos, que no significa separarnos sino definirnos, para pasar a expresar otra forma de sociedad donde somos individuos diferenciados conservando el principio de ecosistema como grupo, porque de momento convivimos todos en un mismo espacio (segundo dibujo).
La mente, en sus inicios, se encarga de esta evolución. Empiezas a verte como una identidad diferenciada del rebaño. Te ves a ti mismo porque te distingues de lo que no eres.
Esta manera de proceder se extiende a todo, creando una realidad con ese estilo: diferenciadora, que, para acabarla de liar más se suma la emotividad que te acerca o te aleja de las cosas. Si te gusta o te es familiar te acercas, y si no te gusta o te es extraño, te alejas. Extraño o familiar es algo condicionado, la mayoría de las veces por lo inculcado en la educación. Y claro, nace esa conducta moral donde todo se clasifica en el saco de lo bueno o lo malo. A partir de aquí, más cosas… Guapo-feo, alto-bajo, alegre-triste…La mente en esta manera, clasifica para entender. Y aunque la mente por sí sola diferencia, al combinarse con esa emotividad, separa, y acaba generando “bandos”.
Resultado: Tanto tiempo con una manera de hacer las cosas, al final se convierte en una conducta, una manera de hacer, la mente cristalizada en el 2.
La conducta separatista produce guerras, produce separación entre personas, entre pueblos. Hace que veas una cosa más importante que otra, crea separatividad, competencia, violencia.
El bipartidismo es una expresión más.
Todo sirve de algo, y hemos conocido una parte de la realidad que puede ser posible. Como conocimiento nos enriquece y nos define, pero para no convertirnos en ello debemos vivirla solamente el tiempo necesario. Demasiado tiempo en una conducta te convierte en ello.
El primer punto que propongo como solución a este asunto es algo tan simple de decirlo como es salir del 2 como costumbre. A la hora de hacerlo es una tarea de tiempo, aunque mi propuesta es no actuar por costumbre sino conservar cada aventura numérica como posibilidad. Hay veces que ser ese 2 mental te ayuda a entender mejor algo. Para otras cosas necesitarás mejor un 3. Todo es válido, estancarse en una manera de hacer limita, y somos muy grandes para limitarnos 🙂 Así que vamos a salir de esta.
Dos ideas, que podemos meter en la mente como un virus informático que saca al 2 de su pedestal.
Una de ellas ya os la conté en el video de bienvenida, que es el ver las diferencias no como separatividad sino como oportunidad para hacer intercambios.
La otra idea es el “algo más?”, una preciosa combinación de palabras que entra en el cerebro desmontando el 2 en un click.
Por ejemplo… Nos preguntamos ante algo si es bueno o malo. Y nos contestamos: “Y si es algo más? Y si no es ni bueno ni malo? Y si son las dos cosas a la vez?
Imaginar una realidad así puede ser chocante. No está ni imaginado algo que sea bueno y malo a la vez, lo ves? Ves el 2 en tu mente?
Si quieres que la realidad cambie, empieza cambiando esto en tu pensamiento, pues lo demás, le sigue 😉