El Tiempo es el espacio entre la percepción y su entendimiento
Probablemente es una de las preguntas más formuladas en lo que se refiere a la existencia. Vivimos en el tiempo, dicen algunos, otros dicen que el tiempo es la cuarta dimensión y se queda así, otros dicen que no existe…
Está bien que pensemos, y plantearnos qué es el tiempo es una pregunta que contribuye a nuestro desarrollo perceptivo. Por momentos intentamos vivir a cámara lenta el proceso de la temporalidad, para darnos cuenta de todo lo que sea de su existencia. Pensar en el tiempo nos lleva al reloj, y está bien porque nos adentra en el concepto de ciclo, el valor de una “mesura”, básicamente valores numéricos que hemos atribuido con la finalidad consciente o no, de concretizar, de hacerlo finito. Empecemos por aquí si os va bien, pero llega un momento en que vemos que la secuencia numérica da vueltas en sí misma, es simplemente una expresión que se queda en lo concreto. Sí, y ahora os propongo entrar en la parte subjetiva del asunto. Cada uno percibimos el tiempo de manera diferente, e incluso uno mismo a veces lo percibe con más rapidez o lentitud. La percepción es lo más cercano que tenemos para poder adentrarnos en esa cámara lenta, donde podemos ver algún aspecto más de este evento. Y, ¿qué vemos?.
Vemos que las cosas pasan porque existen elementos que la componen, con una funcionalidad muy clara por encima de las funcionalidades habituales y que es puramente interactiva. La existencia se manifiesta en contacto de substancias, que van del estado de inmediatez del primer contacto hasta la percepción consciente que aporta el entendimiento de dicho estado nuevo. Ese “espacio” es lo que percibimos como tiempo.
La percepción inmediata es impactante para una mente que empieza su desarrollo. En etapas de desarrollo relativas al sistema vida, la información es percibida con naturalidad, es ese animalito en su ecosistema en estado íntegr,o que lleva en sí la comprensión de cualquier fenómeno relativo a su supervivencia, pues no hay que desarrollar nada más en ese momento, no hay un requerimiento de saber nada más. En cambio, con el desarrollo de la mente, la complejidad de los fenómenos nos adentra en la comprensión, un fenómeno todavía no muy “comprendido”, dada la completez que requiere el conocimiento de los sistemas de percepción y nuestra necesidad de ubicarnos, de dar explicación a todo lo que nos concierne. La comprensión inmediata no se basa en prejuicios, estados de la mente en sus primeras fases para manifestar el movimiento de la información, esas interacciones tan necesarias para enriquecernos existencialmente. El desarrollo de la mente manifiesta esa percepción que es el tiempo y que es relativa pero a la vez colectivamente igual para la comprensión de algunos fenómenos generales en especies que se manifiestan en unos estados comunes, y así, poder estar más o menos juntos y entendernos, compartir ideas, cuestiones, estados psíquicos… Es el tiempo común del reloj.
Para comprender esto mejor daremos algo más de tiempo, en palabras y en lectura…
Pensad en cómo sería un cerebro que funcionase al 100% de su capacidad. De entrada habría una percepción absoluta de todo lo que se refiere a las substancias comunes que tiene con su sistema corporal manifestado, y esto, es difícil de imaginar sin salir de la previsibilidad de lo ya conocido. Entonces, preguntaos para qué necesitaríamos tiempo. ¡Si todo lo referente a esas substancias ya es conocido y sabido! Es como si ya nos conociéramos cada rincón del mundo. Entonces tendríamos que cambiar de mundo y ello implica tener un cuerpo adecuado para vivir en él. Sería como nacer de nuevo, y empezaríamos a acumular datos con cada contacto. Cada interacción que realicemos, no solo la registramos sino la debemos entender, para ubicarnos, para dar sentido y saberla encontrar cuando se requiera.
Así pues la comprensión, a cada nivel, requiere de unos estados cuyos matices son únicamente de cada individuo, que nos sirven para protegernos de esa “desubicación” que no puede permitirse la existencia si su finalidad es continuar. Y en esta fase de la evolución, donde la mente está en su primeras etapas de desarrollo necesitamos de estos estados para sostener la esencia misma de la información.
Posted by Meritxell Castells 15/12/2012